Tener una lesión medular provoca que surjan grandes alteraciones en la vida de una persona. Cuando a alguien le diagnostican lesión medular hay que tener una asistencia médico-quirúrgica y psicológica adecuada para evitar la aparición de algunas complicaciones. Hoy hablaremos sobre la calidad de vida en personas diagnosticadas con lesión medular.
El proceso de adaptación
Tras recibir una noticia tan delicada como esta es normal que las personas afectadas sientan que el mundo se le cae encima. Desde el principio se presta orientación por parte del equipo hospitalario a los afectados, tanto a nivel físico y psicológico. Son estos profesionales que ayudarán a afrontar los cambios que conlleva esta nueva situación física. El papel del equipo de rehabilitación es muy importante ya que son ellos que ofrecen apoyo, formación y los recursos necesarios para ayudar a llevar adelante las nuevas metas.
Tener una lesión medular cambia algunos aspectos de la vida para siempre, pero todavía se puede tener una vida plena y gratificante a pesar de las limitaciones.
Después de la adaptación hay muchos pacientes con lesión medular que son capaces de trabajar, conducir, hacer deporte, tener relaciones personales y formar una familia.
Los sentimientos forman parte del proceso
Adaptarse a vivir con una lesión medular es duro. Sentimientos como tristeza, enojo y desolación son parte del proceso. Por eso es muy importante que expreses todo lo que sientes para que puedas seguir adelante. Hablar con un familiar o amigos suele ayudar, también es importante encontrar algún grupo de apoyo de personas que estén en la misma situación, ya que el paciente puede hacer un intercambio de vivencias con otras personas en la misma situación pero que ya llevan algún tiempo en adaptación.
El cuidado a una persona con lesión medular
En este proceso también es importante incluir la persona que ayuda al paciente con lesión medular. Es algo que puede ser gratificante y a la vez difícil. Es importante que las personas que se encargan de cuidar a los demás no se olviden de cuidar de sí mismos. Buscar algún grupo de apoyo también suele servir de ayuda.
Afrontar y buscar ayuda es lo más importante para que los pacientes sigan con su vida adelante. Hablar abiertamente de lo que sienten y volver con su vida poco a poco suele ayudar a poder convivir con el diagnóstico.